Entre el 1400 y el 400 a. C. tuvo lugar la época más destacada de la cultura olmeca en Mesoamérica. Alrededor de 600 años antes se había iniciado el neolítico, por lo que en América existían culturas anteriores. Sin embargo, los olmecas formaron la primera civilización del continente americano.
Las cabezas gigantes son los elementos más característicos de esta cultura. El hallazgo de estas esculturas fue lo que llevó a indagar más para conocer quiénes fueron los artífices de estas obras de arte monumentales. En un principio, los restos hoy considerados olmecas, fueron tomados como más vestigios mayas . No fue hasta la mitad del siglo XX cuando Marion y Matthew Stirling se erigieron como los descubridores intelectuales de los olmecas.
“Olmeca” es una palabra de origen náhuatl, el idioma de los aztecas. Desconocemos cómo se llamaban a sí mismos, por ello utilizamos el término que los aztecas dieron a los indígenas de la zona: “olmeca”, que significa “habitante del país del hule”, pues de esta zona sacaron el caucho para elaborar las pelotas del juego ritual que practican los aztecas. En concreto hablamos del vértice interior del golfo de México, entre los estados actuales de Veracruz y Tabasco. Ahí tuvo su origen la civilización olmeca.
Aunque entre los investigadores se terminó cierto debate al respecto, muchos han considerado que los olmecas fueron la “ cultura madre”
de la que heredaron las características del resto de culturas mesoamericanas. Debido a su clima tropical y la zona geográfica que ocupa, con ríos caudalosos y fértiles orillas, hay quien incluso ha optado por una definición más literaria como la “Mesopotamia americana”.
Ciudades y comercio
San Lorenzo es uno de los yacimientos arqueológicos más destacados para el estudio de los olmecas. Este enclave era un
centro ceremonial, donde habitaba la élite y los allegados más directos, la corte del momento. Decenas de cabezas gigantes se hallaron en San Lorenzo, donde había lagunas con drenajes, así como el llamado Palacio Rojo, una construcción que contaba con cañerías de piedra como conductos de agua.
El control del agua y los trabajos necesarios para levantar una ciudad ceremonial necesitan de coordinación entre una población que no tenía piedra cercana para construir, no conocía la rueda, ni contaba con animales de tiro. Esta necesidad pudo ser la razón por la que surgió un poder y la división social. De hecho, esta misma tesis se sacó para explicar el origen del poder en Mesopotamia. Sin embargo, es lógico dudar acerca de cuál sería la causa y cuál el efecto: si la necesidad terminaría el poder, o si el poder fue lo que permitió la coordinación.
A partir del año 900 a. C. el punto clave de la cultura olmeca pasó a La Venta, una isla fluvial del río Tonalá. En este lugar se levantó la primera pirámide mesoamericana, con 30 metros de altura, 130 metros de largo en la base, construida con un Núcleo a base de arcilla y reforzado por lajas de piedra. El estudio de este yacimiento ha determinado que en este centro ya se atisba planificación urbana, con cierta orientación a partir de un eje central.
Los ríos sirvieron como auténticas autopistas para el comercio. Los olmecas poseían un producto de lujo muy codiciado: el cacao. Este artículo les logró cierta eficacia económica. La infraestructura hidráulica les permitió cultivar, pescar y un comercio activo por los ríos. El cacao pudo ser intercambiado por piedra, un material que se encontró a 70 kilómetros de selva de la geografía olmeca. Esta eficiencia económica necesita autoridad y coordinación. Y para mantener el poder nada mejor que la sanción religiosa, la legitimización de la autoridad a través de las creencias. Y en relación a este aspecto es cuando entra en juego el arte.
. Perfectamente podría darse cuenta de la circunstancia de gobernantes guerreros que participaran en rituales del juego de pelota, en los que se representaban acciones de los dioses.
La “cultura madre”
Además del juego de pelota, esta “cultura madre” fue la precursora de elementos propios de las civilizaciones venideras en Mesoamérica. Este es el caso de los sacrificios humanos, el uso de números y elaboración de calendarios. Los olmecas fueron también pioneros en la escritura, como demostraron unos jeroglíficos muy anteriores a los zapotecas, hasta no hace mucho considerados los más antiguos de América.
La primera civilización de América sigue planteando más dudas que respuestas a pesar del buen botín arqueológico que nos ha legado. La investigación se antoja el único camino hacia el conocimiento que permita despejar incógnitas sobre los olmecas.
Referencias:
Alcina, J. 2000. Las culturas precolombinas de América. Alianza.
Silva, O. 2011. Civilizaciones prehispánicas de América. Universidad de Chile.