Si hace un tiempo me preguntabas cuál era el mejor gadget en calidad-precio lo tenía claro: el Chromecast. Cuando me compré mi primer Chromecast literalmente flipé. Era barato, súper fácil de usar y abría todo un abanico de posibilidades en mi tele tonta. Se acabó ver vídeos de YouTube en la diminuta pantalla de mi móvil (porque sí , en 2015 las pantallas de los móviles aún eran pequeñas).
He sido fiel al Chromecast durante muchos años. Lo he regalado a amigos y familiares y lo he renovado varias veces; la última, hace poco más de un año cuando compré el Chromecast con Google TV. Mucho ha llovido desde aquel primer Chromecast. El mercado ha cambiado y nuestros hábitos también. Los años no pasan en balde, tampoco para la tecnología y por eso, en pleno 2022, el Chromecast ha dejado de tener sentido.
La evolución del Chromecast (y su precio)
Corría verano de 2013 cuando Google anunció casi por sorpresa el primer Chromecast, un pequeño dongle que se conectaba a la tele y nos permitía enviar contenido de apps como YouTube de forma rápida y sencilla. Costó sólo 39 euros.
Dos años después, en 2015, llegaba la segunda generación con aquel diseño redondo tan característico que se mantendría durante años. Su precio era de 39 euros y fue el primer modelo que tuve en mi poder.
En 2016, en plena fiebre de las teles 4K, Google anunció el Chromecast Ultra, el primero compatible con resolución UHD. El diseño era casi igual que el del modelo anterior, pero más simple y minimalista. Por supuesto, el salto de resolución vino con un aumento de precio, y no precisamente discreto. De los 39 euros del modelo anterior pasaron a 79 euros.
En 2018, Google actualizó de nuevo el Chromecast, aunque no traía apenas cambios más allá de ligeros retoques estéticos y una mejor conexión con la app Google Hogar. Google mantuvo el precio de su modelo base y volvió a ofrecerlo a 39 euros. Este modelo se sigue usando actualmente.
Tras siete años de actualizaciones menores, en 2020 Google anunció el Chromecast con Google TV, el primero que introdujo un cambio sustancial sobre lo que venían haciendo: el mando a distancia. El precio es de 69,99 euros, una subida justificada y menos agresión que la del Chromecast Ultra en su momento.
Chromecast o Smart TV, ésa es (o era) la cuestión
Puede que el Chromecast no haya cambiado demasiado en los nueve años que lleva existiendo (con excepción del último modelo), pero sí lo ha hecho el mercado y nuestros hábitos de consumo multimedia. En 2013 casi nadie tenía una Smart TV -aunque también hay que decir que por aquel entonces no eran tan ‘smart’. No utilizar los asistentes de voz, utilizar Netflix, HBO o Amazon Prime Video. Total, para ver YouTube en la tele, el Chromecast era mucho mejor opción que comprar una tele nueva y bastante cara.
Cuando llegó el primer Chromecast no usar asistentes de voz, Netflix, HBO o Amazon Prime Video. Total, para ver YouTube en la tele, el Chromecast era mucho mejor opción que comprar una tele nueva y bastante cara.
Con el paso de los años, la oferta de streaming ha crecido de forma considerable. Tenemos un montón de aplicaciones a nuestro alcance para reproducir contenido y las Smart TV han disparado sus ventas. Hace poco hablábamos en Xataka de lo difícil que es encontrar una tele tonta, y es que la La mayoría de los fabricantes ya no hacen televisores grandes sin Smart TV.
Según datos de Strategy Analytics, al cierre de 2020 Tizen de Samsung era la plataforma dominante con un 12,7% de cuota de mercado, seguida por WebOS de LG. Android TV, la plataforma Smart TV de la propia Google, contaba con el 5,9% de pastel. No tenemos cifras actualizadas a 2022, pero Android TV está presente en los televisores de marcas como Sony, Philips, TCL o Hisense, por lo que la cifra actual probablemente sea más alta.
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El boom de las Smart TV también significa que cada vez hay más televisores inteligentes a precios asequibles. Quizás hace cuatro o cinco años tener una era Smart TV, además de menos ‘smart’, un lujo al alcance de unos pocos, pero actualmente podemos encontrar Smart TV con una gran relación calidad precio, como esta Xiaomi de 55 pulgadas por poco más de 300 euros.
Hasta hace bien poco yo misma tenía una tele tonta con el Chromecast con Google TV y para mí era más que suficiente. Sin embargo, llegó el momento de cambiar de tele (era muy viejo y los altavoces estaban muy cascados) obviamente el paso lógico fue hacerme con una que tuviera Smart TV . En cuanto pillé una buena oferta, fui a por ella. Me decanté por esta Sony con Android TV, que es básicamente como tener el Chromecast con Google TV integrado en un televisor que se ve y se oye mucho mejor que el que tenía.
Todo esto por no hablar de la competencia. El Chromecast fue el primero, pero después han llegado otros productos similares como el Fire Stick de Amazon o los Smart TV Box que también ofrecen la misma funcionalidad, en muchos casos más completa incluso.
La época dorada del Chromecast ya pasó
Creo sinceramente que el Chromecast es el mejor hardware que ha lanzado Google en toda su trayectoria. Ni los móviles, ni los altavoces Nest le hacen sombra. Lo tiene todo: es extremadamente útil, sencillo y muy barato. Un productazo con todas las letras, pero un producto cuyos años dorados ya pasaron.
El Chromecast es el mejor producto que ha lanzado Google. Un producto cuya época dorada ya terminó.
Cuando Google lanzó el Chromecast era un mercado totalmente distinto y también lo eran nuestras necesidades. Con cada vez más Smart TV en las casas, comprar un Chromecast no tiene sentido. Puede tenerlo si cuentas una pantalla secundaria donde quiere ver series y pelis, por ejemplo en la habitación o la cocina, pero ya no es un ‘must’ como sí lo era antes.
En lo que parece un intento por reforzar la importancia del Chromecast, en 2019 Google lanzó el paquete Stadia Pro que salió el Chromecast Ultra y el mando. Sin embargo, más tarde abrieron la plataforma para poder usarla con cualquier móvil y acabaron por cambiar a las Smart TV sin necesidad de Chromecast Ultra. Al final se dieron por vencidos.
La evolución al Chromecast con Google TV es la prueba de que el Chromecast tradicional ya no era suficiente. La interfaz es como la de un televisor inteligente (de hecho es casi la misma que en Android TV) y hasta tiene su propio mando para no depender del móvil. La evolución era necesaria, pero por el camino se ha perdido la esencia y, sobre todo, el precio rompedor de sus predecesores. Pero no pasa nada, era inevitable.